La Argentina accede a la modernidad gracias al Peronismo que se plantea como movimiento nacional de orientación socialcristiana con base en el movimiento obrero organizado, impulsando un Estado industrialista que hace hincapié en la Justicia Social y ejecutando un modelo revolucionario de inclusión social amplio, donde las mujeres van a desempeñar un papel central.
En los planes de la Secretaría de Trabajo y Previsión impulsados por Perón se encuentran los fundamentos para otorgar a las mujeres no solo igualdad en sus derechos laborales sino otorgarles los derechos cívicos que la equipararía jurídicamente con los varones de su época.
El Cnel. Juan Perón, al inaugurar el 3 de octubre de 1944 la División del Trabajo y Asistencia de la Mujer, afirma que: “dignificar moral y materialmente a la mujer equivale a vigorizar la familia. Vigorizar la familia es fortalecer la Nación, puesto que ella es su propia célula. Para imponer el verdadero orden social, ha de comenzarse por esa célula constitutiva, base cristiana y racional de toda agrupación humana”.
De esta labor se impulsaría el estudio de las condiciones laborales de la mujer en Argentina para proyectar el Estatuto de Trabajo Femenino.
Por otra parte Perón sostendrá en la reunión Pro Sufragio Femenino del 26 de julio de 1945 en la Cámara de Diputados que: “Soy un convencido de la necesidad de otorgar a la mujer los derechos políticos y apoyo con toda la fuerza de mi convicción el propósito de hacer esto una realidad argentina. Es necesario dar a nuestra Constitución su plena aplicación dentro de las formas democráticas que practicamos; y debemos una reparación a esa Constitución, mutilada en lo que se refiere a la mujer…En síntesis, soy partidario de otorgar el sufragio a la mujer, porque no hay ninguna razón que se oponga a que esto llegue a concretarse en una realidad”.
Se formó entonces la Comisión Pro Sufragio Femenino, que elevó un petitorio al gobierno de la Revolución del 4 de junio de1943 solicitando el cumplimiento de las Actas de Chapultepec, por las cuales los países firmantes que aún no habían otorgado el voto a la mujer se comprometían. Recuperar este dato es muy importante para refutar la teoría por la cual el otorgamiento del voto femenino se debía puramente a especulación electoral del Peronismo o al cumplimiento coactivo de las Actas citadas. Esto reafirma que la idea del sufragio femenino en Perón venía de antes y que es él, justamente, el que solicita al Gobierno del Gral. Edelmiro Farrel el tratamiento de dicho tema.
El 3 de septiembre de 1945 la Asamblea Nacional de Mujeres, presidida por Victoria Ocampo, resolvió rechazar el voto otorgado por un gobierno de facto y reclamó que el gobierno nacional fuera asumido por la Corte Suprema de Justicia. Es más, su lema fue: "Sufragio femenino pero sancionado por un Congreso elegido en comicios honestos". Tras los acontecimientos del encarcelamiento del Cnel. Perón y la movilización social del 17 de octubre del 45 dicho tema quedo para ser formalizado más adelante.
La campaña electoral de fines de 1945 y principios de 1946 encuentran a Eva Perón acompañando a su marido- la primer mujer de un candidato en acompañarlo en una gira proselitista -, y ayudándolo activamente como ninguna mujer lo había hecho antes. Ese hecho es muy simbólico de cómo la mujer d e a poco se iba abriendo camino en el mundo masculino de la política vernácula.
Habiendo sido elegido Presidente el Gral. Juan Perón volvió sobre la cuestión del sufragio femenino. Lo hizo en su Mensaje al inaugurar el período ordinario de sesiones del Congreso el 26 de junio de 1946. Allí afirma que “La creciente intervención de la mujer en las actividades sociales, económicas, culturales y de toda índole la han acreditado para ocupar un lugar destacado en la acción cívica y política del país. La incorporación de la mujer a nuestra actividad política, con todos los derechos que hoy sólo se reconocen a los varones, será un indiscutible factor de perfeccionamiento de las costumbres cívicas. Oportunamente tendré el honor de elevar a la consideración de vuestra honorabilidad un proyecto de ley, estableciendo el voto y demás derechos políticos de la mujer”.
También en el Primer Plan Quinquenal, remitido el 19 de octubre de 1946, se incluyó el proyecto de ley sobre derechos electorales femeninos, a lo que se sumó la capacidad y voluntad de Eva Perón para llevar adelante dichas iniciativas.
Ella sostendrá el 27 de febrero de 1946 que “la mujer argentina ha superado el período de las tutorías civiles…la mujer debe afirmar su acción. La mujer debe votar. La mujer, resorte moral de su hogar, debe ocupar el sitio en el complejo engranaje social del pueblo. Lo pide una necesidad nueva de organizarse en grupos más extendidos y remozados. Lo exige, en suma, la transformación del concepto de mujer, que ha ido aumentando sacrificadamente el número de sus deberes sin pedir el mínimo de sus derechos”.
Luego Evita, en su misión de ayuda humanitaria por Europa dirá en Madrid el 15 de junio de 1947 que “Este siglo no pasará a la historia con el nombre de «Siglo de las Guerras Mundiales... sino con otro nombre mucho más significativo: «Siglo del Feminismo Victorioso». Este concepto estaba unido no solo a la idea de una integración de la mujer en la acción cívica y política en Argentina sino que se extendía a las demás mujeres del mundo. En este marco, Eva emprendió la campaña por sufragio persuadiendo a los legisladores, creando conciencia en las mujeres que tímidamente empezaban a ver en el Peronismo un canal de participación nuevo y planteó una intensa campaña través de la radio y de la prensa para que toda mujer argentina –sea peronista o no – sienta suyo el logro de obtener sus legítimos derechos políticos.
El impulso y decisión de Evita permitió sancionar y promulgar la Ley 13.010 el 23 de septiembre de 1947, tras lo cual se busca lograr el empadronamiento de las mujeres de todo el país.
A su vez Eva Perón busca crear una organización exclusiva de mujeres dadas las características nuevas de la participación femenina en el mundo político de la época. Hay un avance concreto cuando el 14 de septiembre de 1947 el Consejo Superior del Partido Peronista resolvió modificar sus reglamentos de afiliación, lo cual permitiría, en el futuro, la formación de otro partido peronista pero integrado exclusivamente por mujeres. Esto se concretó el 26 de julio de 1949, cuando en el Teatro Cervantes de la Ciudad de Buenos Aires se reunió la Primera Asamblea Nacional del Movimiento Peronista Femenino. Allí se crea formalmente el Partido Peronista Femenino, siendo Eva Perón elegida Presidenta por amplia mayoría. Se dicha organización se desarrollan activamente las “unidades básicas femeninas”, las cuales desarrollaron una fuerte tarea de acción social como nexo con la Fundación Eva Perón y el Ministerio de Salud de la Nación.
Para las elecciones del 11 de noviembre de 1951 el Peronismo incluyó a mujeres en todas sus listas nacionales para legisladores. Votaron por primera vez las mujeres de todo el país: fueron 3.816.654 sufragios y 2.441.558 apoyaron la fórmula Perón – Quijano. El 63,9% lo hizo por el Partido Peronista, el 30,8% por la Unión Cívica Radical. Concretando el sueño de miles de mujeres, 23 diputadas y 6 senadoras ocuparon sus bancas en 1952.
En cuanto a la cuestión de la aplicación práctica de la Justicia Social la labor de la Fundación Eva Perón fue perfecta. Ella dedicó su tarea a impulsar la capacitación laboral de la mujer al tiempo de brindarle la atención requerida tanto es sus Hogares de Tránsito, Escuela de Enfermeras, Hogar de la Empleada, en sus policlínicos, hospitales, como en la ayuda social directa que miles de mujeres de Argentina y el mundo recibían.
Un concepto racional de ayuda integral recorría el pensamiento de Evita y su equipo de colaboradoras del P.P.F y de la F.E.P, que tenía su referencia no solo en el pensamiento de Perón sino que, como mujer de su época, abrevaba en la Doctrina Social de la Iglesia sobre un humanismo de profundo compromiso cristiano donde sólo se podía dar una Comunidad Cristiana que se oriente al Bien Común - acorde a la voluntad de Dios - si todos los hombres podían estar amparados y disfrutar de la Justicia Social.
Quizás en tiempos donde el hombre ha dejado de pensar en su prójimo el legado de esta joven mujer nos haga reflexionar que tanto se puede hacer en poco tiempo si uno se guía por un pensamiento y una acción basada en el amor, la solidaridad y el trabajo.
Lic. Pablo A. Vázquez
Instituto Nacional Eva Perón
biblioteca@museoevita.org |