El 17 de julio de 1952, mientras Evita agonizaba, el Congreso Argentino aprobó la ley 14.124, autorizando la construcción de un monumento dedicado al trabajador. En la capilla del monumento descansarían los restos mortales de Eva Perón dentro de una caja de cristal cubierta con una tapa de plata. La tapa tendría la forma de Eva Perón, como si estuviera dormida. Leone Tommasi, el famoso escultor italiano que había esculpido las estatuas que adornaban el frontispicio de la Fundación Eva Perón-la actual Facultad de Derecho-fue comisionado para hacer las estatuas y Carlos Pallarols, el padre de Juan Carlos, recibió la comisión de hacer la capa de plata que cubriría la caja de cristal.
Dolane Larson entrevistó a Juan Carlos Pallarols agosto 1, 2003, en su taller en San Telmo, Buenos Aires, Argentina.
Antes de presentar la entrevista ofrecemos una breve biografía de Juan Carlos Pallarols. Para saber más de este ofebre conocido en todo el mundo (él que hace los bastones de mando para los presidentes/presidentas de la Argentina), visite su website, www.pallarols.com.ar
Resumen de la biografía del website del Sr. Pallarols. “Juan Carlos Pallarols nace en Banfield, Provincia de Buenos Aires, Argentina, en 1942, el cuarto hijo de Carlos Pallarols Cuni, reconocido platero catalán. “Desde muy temprana edad comienza el aprendizaje de lo que sería su vocación y profesión para toda la vida. “Su formación junto a su padre y su abuelo José (excelentes orfebres, dibujantes y pintores) y su innata curiosidad, lo llevan a ser un autodidacta de su profesión. Juan Carlos analiza y estudia cada proyecto, lee y observa, compara estilos, técnicas y usos. Su espíritu innovador y su capacidad de investigación han dado lugar al amplio reconocimiento que tiene hoy su trayectoria artística, a nivel nacional e internacional.”
El texto de la entrevista:
La historia que le voy a contar forma parte de mi juventud. Cuando Eva Perón murió [en 1952] , yo tenía doce años. Después ...conocí al doctor Jorge Taiana, conocí a Paco Jamandreu, que fue modista de ella, conocí mucho al Capitán Ricardo Pablo Anchorena que fue edecán de Eva Perón, a Delia Parodi, a mucha gente que había trabajado con mi papá, incluyendo el ministro de obras públicas en la época del monumento. Y de todos ellos fuí sacando información que la agregué a la que yo había vivido personalmente.
La historia es la siguiente: Eva Perón viaja a Europa [en 1947] y en su viaje ve Les Invalides, Los Inválidos, la tumba de Napoleón [en París], y piensa que eso sería un monumento importante como para poner los restos de los trabajadores muertos en el año 1945. Y queda como un projecto. Cuando Eva Perón se enferma de muerte y muere, toman ese projecto pero para hacer un monumento al trabajador y donde se construiría la capilla que iba a guardar los restos mortales de Eva Perón. La idea era que iba a estar embalsamada, trabajo que estaba haciendo Pedro Ara. El cuerpo iba a estar en una caja de cristal y esa caja de cristal había que cubrirla con una capa de plata que reproducía el cuerpo de Eva Perón durmiendo con los brazos cruzados. La idea era que cada 26 de julio [el día que falleció Evita en 1952] esa tapa se levantara para que la gente pudiera ver los restos de Eva Perón y hacer una misa con todos los homenajes correspondientes. Hoy esto se parece un poco “fuerte” pero en aquella época era muy común que los grandes líderes, los grandes personajes se los mostraban. La gente no tenía tanto miedo a la muerte, tanto rechazo a la muerte. O sea, el arte funerario era mucho más común, desde los santos, los reyes, los grandes líderes de derecha, de izquierda... de toda la gente importante. Se ven las tumbas de los Reyes Católicos, se ve en Inglaterra, en Francia, por todos lados. Bueno, la idea era de levantar esa tapa; entonces tenía que ser una chapa muy fina de plata para que no fuera tan pesada y pudiera levantarla fácilmente. Entonces mi papá era famoso porque conocía muy bien la técnica, y lo eligieron para hacer ese trabajo. Así que lo convocaron, se presentó, lo vinieron a buscar, en aquel momento el Ministro Dupeyrón y la Sra. Delia Parodi. Papá hizo su projeto, habló con Pedro Ara, habló con un escultor que se llamaba Tomassi. Yo me acuerdo de la gente que venía a mi casa. Yo era chico. Se empezó a trabajar. La mascarilla se tomó del cuerpo de Eva Perón que estaba en la CGT. Yo alguna vez le acompañaba a mi papá y recuerdo una vez que él salió muy impresionado. Yo no sé qué había adentro. Después de 50 años volví a la CGTa una inauguración de un museo que se hizo allí.
Pero papá trabajó haciendo esa tapa de plata durante tres años. Y en el 1955 vino la Revolución que depuso al gobierno de Perón. Se prohibió todo monumento por una ley; todo lo que tuviera que ver con el gobierno de Perón había que destruirlo. Entonces lo obligaron a destruír el trabajo que tenía hecho, con penas muy severas si no se cumplía. Así que mi papá fundió todo lo que era de plata. Con eso vendió el material, recuperó parte de los gastos que él había tenido y lo que eran los moldes de arcilla y de yeso se rompieron en pedazos y se escondió. Casi 50 años, más de 40 años estuvo escondido eso. Estuvo guardado en Temperley, que es un pueblo del sur, después estuvo en Burzaco, después finalmente lo tuve un tiempo en el campo también. Estaban guardadas las cajas y hasta que en el año 1990, más o menos, 1988, por allí, yo los saqué, los empecé a restaurar y los puse en exhibición a la vista del público.
Mi papá quedó muy lastimado emocionalmente, se quedó muy triste, se quedó muy, muy dolido porque destruyó su principal obra. Eso le trajo graves problemas de salud, finalmente tuvo un ataque y falleció muy joven, antes de los 60 años. A él le dijeron que hiciera un juicio para recuperar el dinero y el tiempo que había invertido. Y mi papá, que era una buena persona, agradecido a este país que le había abierto las puertas cuando ellos lo pasaban muy mal en Europa porque en Europa había hambre, había mucha pobreza. Había venido la Guerra del 1914, la Primera Guerra Mundial, allí había muchos problemas y acá la Argentina era un país que prometía un refugio de paz. Acá formó una familia y se quedó acá. El no quiso hacer juicio pero perdió la casa porque como había hecho unas hipotecas, había pedido préstamos para financiar toda la construcción ésta, le remataron la casa de la calle Aguero al 600 en Lomas de Zamora. Todo eso más la destrucción le causó tanto daño que murió muy joven mi papá. Con respecto a la mascarilla, me contó el doctor Taiana, y lo sabía por mi papá que él sí lo recordaba-y eso lo quiero constatar con la mujer de Taiana que vive, para tener un testimonio de alguien más importante que yo. A mí me decía el doctor Taiana que le inyectaron parafina porque Eva Perón estaba muy flaca, muy demacrada y le fueron formando la cara hasta que fueron dejando un aspecto más saludable y de allí se tomaron el yeso para hacer la mascarilla que es la que hoy tiene Cristina [que está en el Museo Evita] que yo le he prestado y yo tengo la original acá en el museo [del Sr. Pallarols]. Esta es la historia más o menos breve que yo pueda contar.
Un día lo ví salir a papá [de la CGT] muy impresionado y yo era muy chico cuando decía esas cosas pero después uno era pícaro y yo me quedaba escuchando. El contaba que ese día había visto como Eva Perón estaba levantada en forma vertical, no se si cabeza arriba o cabeza abajo pero sé que le inyectaban algo, un líquido o algo y entonces le tenían en esa posición para que el líquido corra y que despues la sumergían en parafina caliente-no sé para que era eso-pero eso tambien me lo dijo Taiana, como para rellenar partes del cuerpo para que después las modelaban... .
La parafina, la cera, cubre totalmente, no permite el paso del aire, no hay ningun tipo de oxidación, ni contaminación. A mí me contó el Dr. Jorge Taiana que él se enteró que Eva Perón estaba enferma por una mucama que lo llamó un día y le dijo, “Doctor, he descubierto varias veces al cambiar las sábanas de la Señora que hay como unas gotitas de sangre, se ve que la Señora tiene una lastimadura o tiene algo, como pequeñas hemorragías.” Entonces el doctor Taiana le habló a Eva Perón y le dijó, “Señora, a ud. le pasa algo porque me dijo Fulana que tiene algunas pequeñas hemorragías. Tiene algo. Se tiene que hacer una revisación inmediatamente para ver qué pasa.”
Y ella le dijo que no, “No, ahora no puedo, estoy muy ocupada, tengo mucho trabajo,” porque estaba preparando algo, no sé si sería el voto feminino o alguna cosa. Entonces le dijo, “Señora, si ud. no me hace caso, y comienza un tratamiento, yo se lo voy a tener que comentar al Presidente, al General.” Y ella le dijo, “El General va a perder un ministro.”
Y él le dijo, “Yo prefiero que el General pierda un ministro y no que pierda su esposa.”
Y ella le dijo, “Viejito alcahuete.” Y así fue que él la presionó para que ella empezara a atenderse pero ella no se quería atender porque ella trabajaba hasta las diez de la noche, las once de la noche, y no tenía tiempo para cuidar su salud. Vino un médico de Estados Unidos [George Pack, quien la operó].
Después le hicieron un tratamiento muy sangriento-la quemaron viva. Trajeron una tecnología [los rayos]... que [Taiana] después estaba muy arrepentido porque dijo, “Yo sentí que la estábamos quemando viva.” El sentía un remordimiento de no haber podido evitarlo...”Fue algo tremendo lo que sufrió esa mujer... ,” dijo el doctor Taiana.
Fin de la entrevista
Para saber más sobre el tema, consulte Newsweek, edición argentina, 29/11/06 (pgs. 16-17). El artículo relata la historia de la familia Pallarols y la del monumento donde iban a descansar los restos mortales de Eva Perón.
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